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20 noviembre 2007

Semántica Visual, Artículo parte 1 de 3

SEMÁNTICA VISUAL DE LAS IMÁGENES SIMBÓLICAS
(Recuerde que este es un blog especializado en diseño y comunicación visual y su lectura es larga, no pretende ser entendido por cualquier persona)

ÍNDICE

  1. Preguntas de base
  2. Lo que se muestra y cómo se lo muestra
  3. Qué muestran y cómo lo muestran, las imágenes simbólicas
  4. Recuperar el sistema al que pertenecen las reglas que construyen el sentido
  5. Intervalo
  6. Aquello que podemos denominar "elementos estrictamente simbólicos"
  7. Necesidad de una sintaxis, al menos virtual
  8. Las reglas del sistema de las imágenes simbólicas
  9. Conclusión

1 PREGUNTAS DE BASE Y LAS TRES SEMIÓTICAS

Después de mi último trabajo sobre Semiótica Visual (Juan Magariños, 2002, en prensa) en que me referí al problema de esbozar algunas operaciones que pudieran sustentar las inferencias necesarias para recuperar las imágenes visuales efectivamente contenidas en la memoria visual de determinado sujeto, el tema que les propongo compartir, consiste en tratar de encontrar las conexiones, tanto materialmente configuradas en el interior de una misma y concreta imagen material visual, como cognitivamente susceptibles de ser establecidas con otras imágenes y con los signos de otras semiosis, que permitan inferir una explicación acerca de cómo, ese mismo sujeto, en su correspondiente contexto social e histórico, interpreta una determinada imagen.

Inevitablemente, surgirá con frecuencia la semejanza cognitiva y calculatoria de esta tarea con la del reconocimiento de objetos y de rostros (por ejemplo, Shimon Ullman, 1996), siempre teniendo en cuenta y estando advertidos de que la proximidad conceptual no sesgue de modo tendencioso la pertinencia de la construcción de una semántica visual específica para una semiótica visual. Pero, tampoco puede desaprovecharse lo alcanzado en ese campo y, en especial, las posibilidades de implementar, sobre programas de computación, la obtención de resultados semejantes a los derivados del funcionamiento de los razonamientos e hipótesis elaboradas o llegar incluso, si se acepta tal alcance epistemológico, a su justificación.

Mucho se ha hecho sobre este tema y, con todo respeto hacia quienes lo han hecho (ver Jean-Marie Klinkenberg, 1985; Göran Sonesson, 1989; Fernande Saint-Martin, 1990; Jean-Marie Floch, 1991; Lucia Santaella e Winfried Nöth, 1998; entre otros), estoy dispuestos a explorar otros caminos que continúen, corran paralelos o contradigan los de ellos.

A grandes rasgos, que luego iré precisando, hay tres preguntas fundamentales a las que habrá que ir encontrando la respuesta adecuada y bien fundada.

1/ ¿Cuáles son los pasos que se siguen efectivamente para producir el significado de una imagen visual y cuáles son, y si se corresponde o no o hasta qué punto, con los pasos a seguir en el análisis de los modos posibles de producción del significado de una imagen visual?

2/ ¿Qué significa "el significado de una imagen visual" (sin necesidad de regresar hasta el clásico de C. K. Ogden & I. A. Richards, 1923)? o bien, ¿cuál es el significado posible de una imagen visual? y, además, ¿cómo varía ese significado según se trate de imágenes visuales plásticas, figurativas o simbólicas? Quizá signifique interpretarla, pero entonces:

3/ ¿Qué significa "interpretar una imagen visual"? ¿Quizá saber qué representa como conocimiento posible del mundoi, o sea, de los fenómenos sociales, o sea, de aquellos que lo son porque están construidos o modificados mediante imágenes visuales, o sea, saber cómo determinada imagen visual construye, ratifica o modifica mi (del intérprete que sea) conocimiento del mundo?

Estas preguntas, en definitiva, podrían resumirse en la siguiente: ¿qué, cómo y por qué significan las imágenes? cuya respuesta, si se pretende que exceda el ámbito del sentido común, es bastante compleja. Para elaborarla, adopto, como vengo haciéndolo habitualmente, un enfoque cognitivo y peirceano.

El enfoque cognitivo, en su actual versión de las Ciencias Cognitivas o, como prefiere decir François Rastier (1991), "de las Investigaciones Cognitivas", implica reflexionar y ensayar explicaciones que se correspondan (1) con los avances en el conocimiento del procesamiento de las imágenes visuales en la mente/cerebro humano (Stephen M. Kosslyn, 1996) y (2) con la posibilidad de su implementación en programas de inteligencia artificial/robótica (Paul Thagard, 1993), que demuestren la operatividad de tales explicaciones.

El enfoque peirceano me ha permitido diferenciar, en el espacio problemático de la semiótica visual, tres objetos de conocimiento, relativamente independientes, que exigen respuestas diferentes: (1) la semiótica de las imágenes visuales puramente cualitativas o plásticas, (2) la semiótica de las imágenes visuales predominantemente figurativas y (3) la semiótica de las imágenes visuales específicamente simbólicas.

Mi hipótesis de trabajo afirma que el conocimiento y la explicación de los procedimientos de producción e interpretación de cada una de ellas no pueden homogeneizarse en un tratamiento conjunto, ya que ello conduce a equívocos y disputas que se originan al estar razonando de la misma manera acerca de cosas muy distintas. En mi estudio "La(s) Semióticas(s) de la Imagen Visual" (Juan Magariños de Morentin, 2001), he comenzado este análisis diferencial. Sin embargo, no he llegado, en él, más que a los aspectos de su identificación y reconocimiento, teniendo el estudio de su interpretación, o sea, de su semántica, apenas poco más que un desarrollo tentativo y elemental. Este es el trabajo que, ahora, me propongo profundizar, al menos en lo que se refiere a las imágenes simbólicas.

Para poder tener los referentes empíricos concretos, en relación con los cuales y como demostración del modo en que irán adquiriendo progresivamente su significado específico, conforme avance la tarea de su interpretación, he incorporado a este texto tres imágenes que corresponden respectivamente a las imágenes plásticas o "cualisignos icónicos" (Figura 1), imágenes figurativas o "sinsignos icónicos" (Figura 2) e imágenes simbólicas o "legisignos icónicos" (Figura 3).

Creo que resulta evidente que son muy distintas las operaciones cognitivas que se ponen en funcionamiento para darse cuenta de que lo que se está percibiendo es una propuesta de percepción abstracta de sólo forma, color y textura (imagen plástica) o bien que lo que se está percibiendo es una fotografía de Frida Kahlo (imagen figurativa) o bien que lo que se está percibiendo es un conjunto de indicaciones acerca de comportamientos posibles, sugeridos o prohibidos (imagen simbólica).

En todo los casos, interviene la búsqueda de un atractor, en la memoria visual, que permita organizar los datos proporcionados por la percepción, de modo que se reconozca la imagen construida. El atractor de la imagen plástica se recuperará a partir de la proyección del residuo subconsciente de experiencias acerca de la percepción de cualidades poseído por el intérprete, sobre los datos proporcionados por la percepción. El atractor de la imagen figurativa se recuperará a partir de la proyección de la información acerca de las formas del mundo poseída por el intérprete, sobre los datos proporcionados por la percepción. El atractor de la imagen simbólica se recuperará a partir de la proyección del conocimiento de los sistemas de enunciación gráfica poseído por el intérprete, sobre los datos proporcionados por la percepción.

Esto implica la exploración y aplicación de experiencia cualitativa y/o de información formal y/o de conocimiento sistémico, en cada caso provenientes de ámbitos mnemónicos específicos y que utilizan operaciones de procesamiento cognitivo netamente diferenciales, para la producción de la interpretación de las imágenes que se estén percibiendo.

La formación de estos tres grupos constituye una aproximación teórica y experimental, que considero necesaria para el adecuado estudio de la semántica de las imágenes visuales. Como suele ocurrir en semiótica, no sólo se hace necesaria la consideración de una semántica diferente para cada uno de tales tres grupos, sino también habrá que tener en cuenta que, por lo general y salvo casos excepcionales, se trata de predominios, por lo que, en la mayoría de los casos, cada imagen, tras ser encuadrada en un grupo: plástico, figurativo o simbólico evidenciará, ante la percepción, la presencia de rasgos componentes pertenecientes a los otros grupos.



2 LO QUE SE MUESTRA Y CÓMO SE LO MUESTRA

Todo estudio semántico requiere dar cuenta de, al menos, dos aspectos fundamentales, que se formulan en términos diferentes según la semiosis que se esté considerando.

1 Si se trata de una semiosis verbal, habrá que establecer (A) de qué se habla y (B) cómo se lo dice.

2. Si se trata de una semiosis visual, habrá que establecer (A) qué se muestra y (B) cómo se lo muestra.

3. Si se trata de una semiosis indicial, habrá que establecer (1) qué se indica y (2) cómo se lo indica.

Dado que el foco de atención, en esta oportunidad, lo he puesto en la semántica visual, tengo la suerte de no tener que tratar con el inconmensurable tema de la semántica verbal, de la que tanto se ha escrito y, por fortuna, se sigue escribiendo, ni con el de la semántica indicial, a la que, no obstante, espero poder dedicarme pronto, ya que poco es lo que se ha escrito y, por tanto, hay mucho para escribir respecto de ella (un esbozo puede encontrarse en Magariños de Morentin, 2002a).

Con independencia de lo que ocurra en los casos de la semántica verbal y de la semántica indicial (con lo que estoy diciendo que tampoco en esos ámbitos las cosas son tan simples y claras como los enunciados 1 y 3 parecen establecer), en el caso de la semántica visual, los dos aspectos que he señalado como fundamentales, se construyen de modo diferente según la clase de semiosis visual a la que uno se refiera: la constituida por imágenes cualitativas o plásticas, la constituida por imágenes figurativas o la constituida por imágenes simbólicas.

(I) Respecto de las imágenes figurativas (Figura 2).

1. Lo que se muestra
2. , cuando la propuesta perceptual está constituida por imágenes figurativas, es la forma con que se identifica, en la mente/cerebro, a los objetos del mundo. Cómo se lo muestra
, en este mismo caso de las imágenes figurativas, es el resultado de construir una configuración de un modo posible de existir, tanto hacia el interior de la imagen, como hacia el exterior.

Como desarrollo ejemplificativo, puede verse que, en el caso de la Figura 2:

1. se muestra la forma
2. con la que la mente/cerebro, en la cultura a la que pertenecemos quienes leemos este texto, identifica a una mujer (porque actualiza el atractor que la memoria socialmente construida le atribuye a la forma de mujer) y, según la riqueza de la información visual que posea el espectador, identificará (sin necesidad de leer el título de la imagen) a esa mujer como determinada mujer llamada Frida Kahlo (de cuya forma específica también poseerá el atractor correspondiente). Si carece de este último atractor, lo constituirá por primera vez (o lo fijará) mediante la asociación de las dos semióticas que intervienen: la simbólica que, mediante el texto escrito, vincula un nombre con esa imagen, y la figurativa que le atribuye una imagen a ese nombre. También se vinculará (si no lo estaba previamente) a la imagen con el nombre del fotógrafo; y, si el intérprete no sabe quién es Frida Kahlo, quedará como una mera denominación de alguien, hasta que otras Semióticas, conjuntamente Figurativas, Simbólicas y Plásticas, vinculen el nombre a una obra, una época, otros personajes, etc. cómo se la muestra
constituye la configuración de un modo posible de existir que adquiere la imagen de mujer (de Frida Kahlo), como resultado de la representación figurativa de gestos y actitudes, vestuario y cromatismo, así como por contraste y asimilación con los motivos y el cromatismo del fondo. Me guía, en esta enunciación de componentes y operaciones mínimas para comenzar la construcción del análisis semántico de una imagen visual, el interés por lograr un programa relativamente formalizable que excluya apreciaciones subjetivas en mayor o menor medida imponderables (David Marr, 1982).

El comentario acerca de que las tres semióticas visuales (figurativas, simbólicas y plásticas) constituyen tres ámbitos diferentes de pensamiento, en cuanto se construyen a partir de distintas operaciones mentales, puedo fundamentarlo en la inaplicabilidad de cuanto acabo de mencionar acerca de las imágenes figurativas, si pretendiera aplicarlo como un comienzo de explicación del proceso semántico que se requiere para interpretar las imágenes simbólicas y las plásticas.

Todavía no elaboro, respecto a las otras imágenes (las simbólicas y las plásticas), el análisis de esos dos aspectos claves: (A) lo que se muestra y (B) cómo se lo muestra, aspectos en los que iré profundizando progresivamente. Lo único que haré, por el momento, es un breve esquema de las respuestas que podrían corresponderles a ambas cuestiones en cada una de las otras dos variantes de semiótica visual:

(II) Respecto de las imágenes simbólicas (Figura 3).

1. La respuesta al interrogante acerca de lo que se muestra, ya no puede consistir en "la forma con que se identifica, en la mente/cerebro, a los objetos del mundo," sino, como veremos pronto, lo que se muestra, en el caso de las imágenes simbólicas, consistirá en las réplicas de los tipos gráficos que constituyen un código figurativo destinado a instruir, prohibir o sugerir determinados comportamientos. Nada más distante de las operaciones que se activan para interpretar la propuesta perceptual que permite actualizar la imagen mnemónica (el atractor) de Frida Kahlo.
2. La respuesta al interrogante acerca de cómo se lo muestra, formulado ante esa misma imagen simbólica tampoco puede consistir, en "construir la configuración de un modo posible de existir, que adquiere la imagen de mujer (de Frida Kahlo) como resultado de la representación figurativa de gestos y actitudes, vestuario y cromatismo...," etc., que es propia de las imágenes figurativas, sino que, como veremos pronto, la respuesta al interrogante acerca del modo de mostrar cada réplica de un tipo gráfico, en el caso de las imágenes simbólicas, consiste en identificarla como clase (ver Shimon Ullman, 1996; p. 163) y no como individuo y en asociarla a otra u otras réplicas de tipos gráficos, estando convencionalmente codificada esta asociación para que se la interprete como una determinada consigna relativa a un determinado comportamiento.

(III) Respecto de las imágenes cualitativas o plásticas (Figura 1).

1. La respuesta al interrogante acerca de lo que se muestra en ella no puede consistir en "la forma con que se identifica, en la mente/cerebro, a los objetos del mundo," lo que es propio de las imágenes figurativas, ni, por supuesto, tampoco, en "las réplicas de los tipos gráficos que constituyen un código figurativo destinado a instruir, prohibir o sugerir determinados comportamientos" como ocurre en el caso de las imágenes simbólicas, sino que lo que se muestra, en el caso de las imágenes plásticas, consistirá en residuos de experiencias personales acerca de la percepción de cualidades visuales ("qualia").
2. Por otra parte, el modo de mostrar específico de las imágenes plásticas, tampoco puede consistir, en "construir la configuración de un modo posible de existir, que adquiere la imagen de mujer (de Frida Kahlo) como resultado de la representación figurativa de gestos y actitudes, vestuario y cromatismo...," etc., que es propia de las imágenes figurativas, ni tampoco en el proceso de asociación de las réplicas de los tipos gráficos que por convención instruyen, prohben o sugieren determinados comportamientos, como ocurre en el caso de las imágenes simbólicas, sino que la respuesta al interrogante acerca del modo de mostrar esos residuos de experiencias personales acerca de la percepción de cualidades visuales, que son específicos de las imágenes plásticas, se configurará de modo que preserven y actualicen la recuperación de esas experiencias personales no-conscientes.

En resumen, lo que se interpreta como forma de los objetos del mundo, en las imágenes figurativas, no tiene ninguna relación con lo que se interpreta como réplicas de tipos gráficos, en las imágenes simbólicas, ni con los que se interpretan como residuos de experiencias sensoriales, en el caso de las imágenes plásticas.

Además, lo que se interpreta como la configuración de un modo de existir, en las imágenes figurativas, no tiene ninguna relación con lo que se interpreta como la instrucción acerca de un comportamiento, al que se lo sugiere o se lo prohibe, en las imágenes simbólicas, ni con los que se interpretan como configuraciones destinadas a la recuperación de experiencias sensoriales perceptuales y visuales no-conscientes.

De momento, sólo una observación más: aquí hay demasiadas palabras y, si bien la función de la semiosis verbal es explicar los procesos de producción e interpretación de las restantes semiosis, me quedo con la sensación de que también interfiere en esa explicación con su carga de verbalización o, como dicen los franceses, de "langagerie" o con el peligro de contaminación irreflexiva de las estructuras sintácticas al que aludía Wittgenstein (1953), por lo que, todo esto (y gran parte de lo que sigue) convendrá investigarlo en cuanto a la posibilidad de explicarlo, al menos complementariamente, con y a partir de imágenes.

Juan Magariños de Morentin

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